Durante siglos, la humanidad se ha enfrentado a una enorme cantidad de problemas que les impiden continuar con su desarrollo como sociedad: Hambruna, guerras, cataclismos, enfermedades desconocidas.
En la búsqueda por enfrentar estos eventos muchas personas se dieron cuenta que podían desarrollar habilidades especiales, o mejor dicho, hacer uso de la magia.
Estas habilidades separaron al resto de la población en pequeños clanes de acuerdo al manejo de sus poderes y habilidades. Sin embargo, entre todos ellos habìa un grupo con los que nunca pudieron competir: los Saikuru
Los Saikuru eran hechiceros expertos, aquellos que en lugar de utilizar su magia para el bien, preferían destruir todo aquello que podían observar, conquistar nuevas regiones, deshacer clanes, y terminar con todo lo que quedaba de la existencia humana. Su sed de poder hizo que sus principales objetivos, fueran aquellos que no habían desarrollado la habilidad de utilizar la magia.
Por temor a desaparecer, los clanes excluían a los menos hábiles de sus aldeas, los usaban como ofrendas a los Saikurus, haciendo pactos que les permitiera existir durante algún tiempo.
De este modo, cuando los “normales” quedaban ante el resguardo de los Saikuru, sufrían en cautiverio a la espera de su cruel destino: Ser convertidos en bestias que sirvieran como esclavos.
Dentro de las mazmorras donde mantenían a los prisioneros se encontraba DEGI, un joven excluido de su clan, entregado por su familia por no mostrar habilidades para la magia. DEGI se dio cuenta que aquel hechizo que lo había maldecido y convertido en bestia, también le había dado el poder de usar la magia; de este modo, podía transformarse en cualquier ser que deseara, se había transformado en un ente cambiante. Y lleno de valor, decidió escapar...